miércoles, 19 de diciembre de 2012

József Rippl-Rónai - Zorka en un sillón rojo


Comentábamos en la anterior entrada que al primitivo grupo fundado en París en 1888 bajo la dirección de los pintores Paul Serusier y Maurice Denis y al que denominarían como "Los Nabis" se añadieron algo más tarde otros pintores. Este fue el caso del pintor József Rippl-Rónai

El pintor húngaro József Rippl-Rónai (1861-1927) fue un pintor de vocación tardía. Hijo de una familia media acomodada había estudiado en Budapest la carrera de Farmacia obteniendo la licenciatura con unas notas muy brillantes por lo que el conde Zichy Ödön, un aristócrata famoso por haber patrocinado en 1872 una expedición austrohúngara al Polo Norte que descubriría uno de los archipiélagos más septentrionales del mundo, le hizo tutor de sus hijos. La esposa del conde le regaló un buen día una caja de pinturas al óleo y Rippl-Rónai comenzó a practicar desatándose en él una gran pasión por la pintura lo que le llevaría en 1884 a estudiar Bellas Artes en una famosa academia de Munich donde pasaría tres años. Una beca del estado húngaro le permitirá marchar a París en 1887 para continuar sus estudios y en donde comenzará a frecuentar la "Academie Julian" trabando relaciones con los motores del movimiento "nabi", grupo en el que ingresará más tarde y a través del cual conocerá a pintores como Gauguin, Toulouse-Lautrec y Maillol.

En 1888 conoce a la que será su modelo, amante y más tarde su esposa, la francesa Lazarine Boudrion, con la que vivirá en un apartamento-estudio de Paris hasta que en 1892 se trasladan a Neuilly donde compartirán un estudio con el pintor y amigo James Pitcairn-Knowles.

A partir de ese momento la vida y el exito sonreirán a Rippl-Rónai que alternará sus estancias en París con otros largos periodos en su país de origen, principalmente en su ciudad natal Kaspovar lugar en el que establecerá su residencia definitiva en 1902 a la vez que mantendrá a partir de 1906, año en el que se casa con Lazarine, un apartamento alquilado en Budapest para pasar  los inviernos.

"Es la vida íntima familiar la que me proporciona la inspiración", relatará Rippl-Rónai en las memorias que escribirá en 1911. Una vida intima y tranquila que se verá alterada por la aparición de otra mujer en su vida en plena Guerra Mundial. Una mujer llamada Elza Bányai, y a la que el bautizará como Zorka y cuya imagen vemos en el cuadro que hoy traemos al blog. 

Zorka era la hija del dueño de un pequeño restaurante de Budapest en el que ella trabajaba como camarera cuando Rippl-Rónai la conoce en 1915 quedando prendado de su belleza. Conseguido el permiso paterno para que aquella joven de tan solo diecisiete años pose para él, la convertirá en su modelo habitual durante lo que ha sido llamado el "periodo Zorka" en la obra pictórica de Rippl-Rónai

Durante ese periódo que durará casi un decenio, Rónai la pintará innumerables veces y mantendrá con ella una relación secreta solo conocida a través de sus cuadros y de algunos personajes de la élite artística y cultural que se reunían en el "Café Central" de Budapest y adonde Rónai sería visto más de una vez con su modelo. 

A Zorka la retrata siempre vestida, no se conocen desnudos de ella, a veces elegantemente, otras más sencilla pero, generalmente, con ese aire de voluptuosidad que irradian su mirada y sus rojos y carnosos labios.

En muchos de sus cuadros aparece con ese anillo tipo "ojo de gato" azul o verde como el que luce en el cuadro que hoy vemos. Un anillo tal vez regalo del propio Rónai y que dará título a alguno de sus cuadros como el de "Zorka con un anillo azul".

El descubrimiento a principio de los años veinte, por parte de su mujer, de la relación que Rónai mantiene con su amante Zorka le producirá una gran afectación que, añadida a la crisis sufrida tras la muerte de su hermano, terminará haciendo mella en su salud sufriendo un derrame cerebral en 1925 del que no se recuperará del todo falleciendo dos años después en Kaposvar

Como decía antes, no han aparecido cartas ni escritos que amplien lo que se sabe de aquella secreta relación. Se estima que su engañada Lazarine destruiría todas las pruebas que encontrase de aquel amor adúltero una vez fallecido el hombre al que ella acompañó hasta el final. 

El cuadro que hoy vemos fue pintado en 1918 y pertenece a una colección privada. Si quieres ver una serie de obras basadas en la imagen de Elza Banyai (Zorka) pulsa aquí.

viernes, 14 de diciembre de 2012

L’Aven au Bois d’amour (Le Talisman) - Paul Sérusier




No se puede hablar de los "Nabis", el grupo pictórico nacido en Paris a finales del siglo XIX sin contar la pequeña historia - bastante conocida seguramente por muchos - de este, también pequeño, cuadro que hoy traemos a nuestro blog. 

Cuentan los biógrafos e historiadores que en el verano de 1888, Paul Serusier (1864,-1927), un joven estudiante de Bellas Artes en la famosa "Academie Julian" de París, decide marchar a Pont-Aven, localidad de la Bretaña francesa, para pasar unas semanas en contacto con todos los pintores que se reúnen en ese pueblo desde hace ya más de dos décadas huyendo de los calores de la capital, y atraído principalmente por las noticias de la escuela que allí han creado los pintores Paul Gauguin y Emile Bernard, una escuela caracterizada por una ruptura con los cánones academicistas y el uso libre del color, así como, por una búsqueda cada vez más sencilla en la forma de expresar lo que ven con una temática que se mueve entre el impresionismo y el simbolismo.

En Pont-Aven, Paul Serusier toma contacto con Gauguin que está ya a punto ese verano de abandonar este lugar para marchar hacia Arlés en busca de la paz que ya no encuentra en Pont-Aven debido a la numerosa presencia de pintores que allí se concentran y que hacen que esta localidad ya no sea el agradable lugar que Gauguin había descubierto en su primera visita en 1886.

La relación de Serusier durante ese verano con Gauguin y Bernard se hace muy intensa a nivel personal y sobre todo pictórica. Allí descubre Serusier en las sesiones de pintura al aire libre, el "cloisonnisme" un estilo iniciado ya por ambos pintores en el verano de 1886 y caracterizado por la disposición de superficies planas llenas de colores vivos y puros, en una forma parecida a la de los vitrales de colores así como por la influencia de la estampa japonesa consistente en la representación de grandes espacios monocromos limitados por un reborde oscuro que acentúa las pinceladas de colores vivos. 

Será en una de estas sesiones a "plein air" realizadas a las afueras de Pont-Aven, en un bosque de hayas conocido como el "Bois d’Amour" (el bosque del amor) y a orillas del río Aven donde, mientras Emile Bernard retrata a su hermana Madeleine, conocida como la "musa mística de Pont-Aven", Gauguin entregará una pequeña plancha de madera a Serusier para que este pinte en ella un detalle del paisaje que les rodea. 

Según relataría Serusier a sus amigos de la "Academie Julian" a su regreso a París, el propio Gauguin le fue indicando como debía pintar aquel cuadro: "¿Cómo ve Ud esos árboles. Son amarillos, en este caso use el amarillo. Esta sombra resulta más bien azul; píntela de azul marino puro. ¿Estas hojas son rojas? Póngalas en color bermellón" 

El resultado fue el cuadro que hoy contemplamos. Una pequeña tablilla de tan solo 21 centímetros de ancho y 27 de alto en la que a primera vista el espectador no distingue las formas de la composición y solo visualiza una serie de manchas de color que salpican la madera pero en la que, cuando se observa con atención, aparece ante nuestros ojos ese río que llena casi todo el cuadro y en cuyas aguas se reflejan el antiguo molino azul y esos árboles amarillos que provocan una auténtica explosión de color. El cuadro cumple los consejos que el propio Gauguin le daba a su amigo y pintor Emile Schuffenecker ese mismo verano: "No copies demasiado a la naturaleza, el arte es una abstracción, extráelo de la naturaleza, meditando ante ella y pensando más en la creación que en el resultado.....". La obra es un preludio del arte abstracto del que Wassily Kandinsky será pionero dos decenios después.

A su regreso a París, Paul Serusier enseña el cuadro a sus amigos y estos quedan asombrados ante esta obra decidiendo adoptar en su estilo las pautas seguidas en la misma y a la que denominarán "El talismán". De esa reunión celebrada en la "Academie Julian" surgirá el grupo de los "Nabis", un término derivado de la palabra hebrea "nebiim", que significa "profeta", y adoptado en honor de Serusier al que consideran el profeta del arte. El grupo quedaría formdo en un principio por el propio Serusier, Pierre Bonnard, Henri-Gabriel Ibels, René Piot, Paul RansonEdouard Vuillard y Maurice Denis, el alma espiritual y teórica del grupo, grupo al que se añadirían más adelante otros pintores. El propio Maurice Denis reflejaría en su manifiesto publicado en 1890 en la revista "Art et Critique" el sentimiento del grupo: "Se rappeler qu’un tableau, avant d’être un cheval de bataille, une femme nue ou une quelconque anecdote, est essentiellement une surface plane recouverte de couleurs en un certain ordre assemblées" (Recordar que un cuadro, antes de ser un caballo de batalla, una mujer desnuda o cualquier otra anécdota, es esencialmente una superficie plana recubierta de colores mezclados con un cierto orden). 

Hay una pequeña curiosidad sobre este cuadro comentada al parecer por el propio Serusier a sus amigos y de la que se hacen eco prestigiosos historiadores como es el caso de la académica y especialista en arte francés de finales del siglo XIX, la inglesa Belinda Thomson y es la relativa al apunte acerca de "El talismán" en el que se dice que fue pintado sobre la tapa de una caja de puros. Sobre esta anécdota el Museé d’Orsay, lugar donde puede contemplarse este cuadro, no indica nada al respecto en la ficha del mismo, ficha en la que si consta que en la trasera del cuadro figura la fecha de 1888 y la anotación de que este cuadro fue pintado por Paul Serusier siguiendo las indicaciones de Paul Gauguin.

Puedes ver algo más sobre la obra de Paul Serusier en este video.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Garden of music - Bob Thompson



Bob Thompson (1937 - 1966), pintor figurativo afroamericano vivió a toda velocidad los cortos 29 años que la vida le concedió.

Nacido en Louisville, (Kentucky) e hijo único de una familia de clase media, empezó a estudiar medicina pero no tardaría más de un año en darse cuenta de que su mundo era el arte y todo lo que le rodeaba abandonando la medicina, apuntándose en un curso de pintura y marchando posteriormente, en el verano de 1958, a Provincetown (Massachusetts), lugar donde ampliaría sus conocimientos a través del contacto con futuros artistas, artistas que un año más tarde se convertirían en sus amigos y compañeros en Nueva York, la ciudad a a la que se trasladaría instalándose en el Lower East Side y en la que realizaría ya su primera exposición.

Ese mismo año de 1959 sería también el de su boda con Carol Plenda, la mujer que le acompañará hasta el final de su corta vida. Después vendrán los viajes a Europa para empacharse con los clásicos. Primero Londres, después Paris durante un año, con visitas diarias al Louvre, más tarde Italia, Grecia y después otra vez Nueva York y luego Ibiza, lugar donde establecerá su residencia junto a su mujer hasta 1963, año en el que vuelve a Nueva York y en el que sus exposiciones alcanzarán cada vez mayor éxito y a partir de las cuales su obra comenzará a ser adquirida por coleccionistas privados e instituciones públicas. 

Bob pintará incansablemente durante todos estos años y la temática de su obra estará inspirada en la de Goya, en la de Piero della Francesca y en la de Nicolás Poussin, el Tintoretto y El Greco, en la de Masaccio, Manet y en especial en la de Gauguin y los fauvistas de los que tomará esos colores puros, casi sin ensuciar y que serán una característica de su obra.

El cuadro de Thompson que hoy traemos a este blog es un cuadro de grandes dimensiones y que él pintó en 1960, durante la que podríamos denominar absurdamente, su etapa de juventud. Seguramente, la historia de este cuadro, para los que no les guste el jazz o no estén demasiado familiarizados con algunos de los nombres casi míticos de los maestros de la música que nació en Africa, no les producirá ninguna emoción pero, bueno, forma parte de una historia y como tal la relatamos.

Se cuenta que en los años en que Bob estaba iniciando sus estudios, Louisville destacaba por su vibrante vida nocturna y sus clubs de jazz, de los cuales, Bob Thompson, se convertiría en un asiduo visitante y en un fanático de esta música, fanatismo que le acompañaría durante toda su vida.

Cuando Bob llega a Nueva York por primera vez toma contacto con el "Five Spot", un club de jazz situado en el nº 5 de la Cooper Square, en el distrito de Bowery, un distrito que se había convertido en refugio de jóvenes artistas y escritores debido a que los precios del alquiler de las viviendas eran más bajos que en el resto de Nueva York. El "Five Spot" era frecuentado por personajes de la talla de Willem de Kooning, Franz Kline, Jack Kerouac o Allen Ginsberg entre otros, artistas que se reunían todas la noches a escuchar a maestros del jazz tales como Thelonious Monk, John Coltrane, Ornette Coleman, Charlie Haden o el mismísimo Miles Davis.

El 17 de noviembre de 1959, el grupo del saxofonista Ornette Coleman formado por el trompetista Don Cherry, el bajista Charlie Haden, el baterista Billy Higgins y el propio Ornette Coleman al saxo, hacían su debut en el "Five Spot" con un éxito tal que lo que iba a ser un contrato de dos semanas se prolongó a lo largo de un año hasta octubre de 1960. Bob Thompson acabó haciendo grandes amigos entre los músicos que frecuentaban este club, principalmente, con el saxofonista Ornette Coleman con el que entablaría una gran amistad que les duraría toda la vida. Como homenaje al mundo del jazz y en especial a su amigo Coleman, Bob pintó este cuadro que hoy vemos y en el que colocó a varios de sus amigos músicos tocando en una especie de jardín de las delicias o jardín tahitiano.

En ese jardín podemos ver a Ornette Coleman a la izquierda del cuadro y a su lado y de perfil, al trompetista Don Cherry. El saxofonista en negro se cree que podría ser John Coltrane o tal vez Archie Shepp. Sonny Rollins es el otro saxofonista, el que ocupa el centro del cuadro mientras, al fondo, se ve al bajista Charlie Haden vestido de blanco y vuelto hacia su contrabajo. El baterista es Ed Balckwell, un músico que sustituyó a Billy Higgins en el grupo de Ornette Coleman. A Ed Balckwell lo pintó Bob Thompson con una especie de cuchillo en una mano pues decía que Ed era un autentico artesano ya que se había tallado sus propias baquetas al modo de los percusionistas africanos. En la esquina inferior derecha aparece la cabeza de un tal Teddy Gross, marido de una conocida bailarina y algo detrás y con un sombrero negro está el propio Bob Thompson el cual se representará en muchos de sus cuadros de esta forma, siempre con su sombrero negro. Entre ellos, como en un cuadro de Gauguin, aparecen mujeres desnudas, algunas con aspecto de indígenas y también algún animal, todo ello dentro de una explosión musical de colores.

Seis años después de pintado este cuadro, Bob Thompson moría en Roma adonde había viajado para contemplar de cerca a los renacentistas italianos. Tenía solo 29 años pero la heroína y la marihuana hacía tiempo que habían ido debilitando su cuerpo que no pudo soportar una operación urgente de vesícula. En los escasos siete años que dedicó a la pintura pintó cerca de mil cuadros muchos de los cuales figuran en los principales museos de Estados Unidos.

Este cuadro, pintado en 1960, se puede contemplar en el Wadsworth Atheneum Museum of Art, Hartford, Connecticut, aunque, hasta finales de abril del próximo año, estará itinerante dentro de la titulada "Blues for Smoke", una reciente exposición que se puede ver actualmente en el MOCA de Los Angeles y que a partir de enero se traslada al Whitney Museum of American Art, en Nueva York

Pulsando aquí puedes ver algo más de la obra de Bob Thompson mientras escuchas un poquito de jazz.